Las Redes Sociales son nuestra carta de presentación al mundo social y profesional. Pero ese control que ejercemos sobre lo que el mundo puede o no ver sobre nosotros tiene un límite.
Las últimas generaciones han crecido con internet y las redes sociales, en los últimos años se han visto un montón de progenitores que crean un perfil a sus hijos desde antes de nacer. Muchas de esas criaturas nacen y crecen con una cámara pegada a la cara, siendo más o menos conocidos en las redes. Sus vidas están expuestas a millones de desconocidos, desde los momentos más tiernos hasta las intimidades más vergonzosas que preferirían que fueran eso, intimidades.
En este momento, nosotras y nosotros nos podemos “olvidar” de manera personal e incluso podemos elegir no hablar de esos momentos, pero ¿y una vez subidos a la nube? ¿Cómo podemos borrar estos recuerdos de los ordenadores de millones de personas? Fácil, no se puede. En el momento en el que creamos un perfil en una red social, estamos regalando nuestra información a dicha red, y esta comercializara con ella como le plazca. Si bien estos fines suelen ser comerciales o estadísticos, también le estás regalando gran parte de la información a cualquier persona que llegue a tu perfil mientras este siga abierto y podrán descargarla en sus ordenadores.
Podemos averiguar lo que internet sabe de nosotros de una manera muy sencilla, el “Egosurfing”, esta práctica consiste en buscar tu nombre y apellidos en el buscador que utilices. He hecho la prueba con mi nombre y mis apellidos, ha sido muy curioso que sobre mi no salía nada, puesto que siempre he utilizado seudónimos y mis redes sociales tampoco han tenido nunca mi nombre completo, pero lo que si encontré han sido las páginas de Linkedin de dos familiares. (Esto sucedió en 2020, en 2022 aparecen mi Twitter y trabajos que podrás encontrar en esta plataforma)
En estos momentos las redes sociales y la presencia en internet es importante tanto social como laboralmente, las redes sociales te permiten estar conectado con muchas personas al mismo tiempo, ayudan a no sentirse sola y a compartir mensajes importantes. Pero tienen una hoja de doble filo, en primer lugar, laboralmente hablando, un tweet mal interpretado puede constar un contrato con un cliente importante o el puesto de trabajo. Y en segundo lugar, si compartes información, por muy inocente que parezca, puede aparecer cualquier desconocido/a en tu casa.
Por otra parte las redes sociales e internet, bien utilizadas, pueden ser herramientas muy potentes a la hora de trabajar, estudiar y una gran fuente de inspiración.